Entiendo Reiki como la energía más sutil y a la vez más potente que existe, la energía del amor. Una energía contrapuesta a la del miedo, y que busca la mayor felicidad para uno mismo y para los demás. Es por ello que está abierta a todo el mundo, independientemente de su raza, religión o cualquier otra diferencia.
Esta gracia de transmitir amor incondicional y respeto es innata a todos los seres humanos, no obstante a día de hoy en la Tierra esta energía no es la que predomina, es por ello que Reiki se convierte en una gran herramienta para revertir la situación.
El terapeuta se mantiene como un canal limpio de transmisión de la energía entendiendo que la práctica, el autoreiki y la meditación fomenta un estilo de vida, una forma de vivir y de hacer propio.
El Usui japonés consiste en la imposición de manos sobre distintas áreas del cuerpo de la persona tocándola suavemente o en su defecto a pocos centímetros de la misma. También es posible realizar la terapia a distancia.
Un verdadero sanador recibe el regalo de la vida, y une y establece la fuerza de vida en todas partes. El amor es vida, la esencia del Plan Divino.
El Reiki, un camino tan difícil de comprender y, sin embargo, tan sencillo de sentir, como el flujo natural del Cielo.
Mikao Usui Sensei
La imposición de manos para la sanación es combinada con las frecuencias de sonidos a través de cuencos tibetanos, la energía que desprenden determinados minerales y los códigos frecuenciales de la Geometría Sagrada.
A través de la canalización se realiza una limpieza astral profunda y en su defecto cirujía astral, entendiendo como una circunstancia vital la sanación de los diversos cuerpos energéticos para la recuperación o mejora del cuerpo físico.