Hay cuatro leyes que se observa que son de obligado cumplimiento para el inconsciente de la persona, los terapeutas los tenemos muy presentes y usamos en provecho de nuestro consultante.
Estas leyes hacen referencia a una serie de consideraciones:
Para el inconsciente el otro no existe.
Puesto que no reconoce a más entidad que a sí mismo, y todo lo que le rodea habla de ello. Así que cuanto hablo y hago en relación a los demás, para mi inconsciente es una relación consigo mismo. La proyección que hacemos sobre los demás es la proyección de nuestras necesidades, nuestra sombra. La empatía es lo que abre la puerta a todos los conflictos de identificación y proyección. De aquí surge una importante herramienta de conocimiento personal: La terapia Espejo.
El inconsciente es inocente y no juzga.
Nuestro inconsciente no entiende que un hecho determinado sea bueno o malo, esto pertenece al campo de la dualidad que se da en la realidad física, y su reina es la conciencia, ella juzga, premia o castiga según los filtros de las gafas con las que ve el mundo, sin embargo, a la par que reina, también es prisionera de las reacciones que sufre con estos juicios. Detrás de estos filtros se esconden programas basados en creencias. La PNL es otra herramienta que nos ayuda a derrumbar esos mitos profundamente insertados en nuestra mente.
Para el inconsciente lo real y lo simbólico es lo mismo.
Esta circunstancia es fácilmente reconocible en el momento en que somos capaces de recordar un sabor, como el del limón; si visualizamos que mordemos un limón enseguida podemos notar una mayor salivación en nuestra boca. Simplemente, no está ocurriendo, no es real, pero para nuestro inconsciente sí, con lo cual ordena al cuerpo que aumente la salivación.
Para el inconsciente el tiempo no existe, es intemporal.
Si traemos a nuestra mente una circunstancia del pasado, especialmente dolorosa, volvemos a revivir toda la experiencia en el aquí y el ahora, con todo el dolor, las emociones y los sentimientos que produce, sin embargo, esta experiencia no pertenece al presente, se trata de un hecho del pasado, pero al inconsciente esto le trae sin cuidado, él está sufriendo ahora con lo que la mente le muestra. Esto mismo ocurre cuando imaginamos un futuro y lo experimentamos sin que sea real. Nuestro cuerpo, que es una entidad reactiva responde a los estímulos que le muestra la mente. Esta ley nos viene muy bien a los terapeutas que manejamos la hipnosis Ericksoniana para indagar en el pasado, hacer los cambios precisos y proyectar en el futuro.