No hace mucho tiempo me pregunté por eso que llaman amor incondicional, como si hubiera distintos tipos de amor en el mundo, y si yo sería capaz de sentir algo así por alguien que no fuera un hijo. La respuesta me llegó en forma de experiencia y de lectura.
La experiencia había ocurrido antes de ser formulada la pregunta (el campo cuántico no entiende de tiempo) y posteriormente han seguido apareciendo situaciones que enriquecen este ejercicio. Por otra parte, la explicación apareció de la mano de un libro que redactaba exquisitamente cuantos tipos de amor existen.
Hay dos; el amor, que como resultado de un profundo anhelo en nuestros corazones, deviene en la forma de una persona que nos trata como una entidad separada, con todas las exigencias y expectativas que acompañan a esta actitud; y el amor que procede de una persona que nos trata como a nuestro verdadero yo, que nos permite sentir una sensación de comodidad y libertad en su compañía, sea lo que sea lo que ello signifique para nosotros, disfrutando tan a menudo y durante tanto tiempo como continúe el deseo de ello, y como las circunstancias lo permitan. Se percibe como un pequeño alivio, como una relajación en el cuerpo y la mente, o como una explosión de risas y lágrimas. El amor se convierte en una enseñanza viva, espontánea, que no se experimenta si no que se permea en todo tu ser.
Y tú ¿Eres Amor?